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Lunes negro: mercados globales se desploman tras aranceles de Trump 

El "índice del miedo" de Wall Street sube a su nivel más alto en ocho meses.

El mundo financiero vive hoy un auténtico “lunes negro” con caídas históricas en los principales índices bursátiles tras la entrada en vigor de los aranceles impuestos por el presidente estadounidense Donald Trump. La bolsa de Tokio se desplomó un 7,8%, Hong Kong perdió cerca del 13%, mientras que los mercados europeos experimentaron caídas similares: Fráncfort (-7,86%), París (-6,19%) y Londres (-5,83%).

Tormenta arancelaria 

La crisis comenzó cuando Trump anunció un arancel universal del 10% a todos los productos importados a Estados Unidos, efectivo desde el sábado. Posteriormente, impuso gravámenes adicionales a sus principales socios comerciales, incluyendo un 20% para la Unión Europea y un 34% para China. Beijing respondió inmediatamente con aranceles equivalentes sobre productos estadounidenses y controles de exportación sobre minerales raros usados en tecnología.

El “índice del miedo” de Wall Street, que mide la volatilidad del mercado, alcanzó su nivel más alto en ocho meses, situándose en 60,13 puntos. Goldman Sachs elevó las probabilidades de una recesión al 45%, reflejando la gravedad de la situación económica.

Impacto global 

Los precios del petróleo también sufrieron una caída de más del 3%, tocando su nivel más bajo desde abril de 2021. Este desplome afecta especialmente a las economías productoras de energía en Medio Oriente, cuyos mercados bursátiles también se derrumbaron. El oro, en contraste, mantiene su valor como refugio ante la incertidumbre.

La Unión Europea no se quedó de brazos cruzados y prepara contramedidas que podrían generar un impacto de 8.000 millones de euros en una primera fase, seguida de otra que alcanzaría los 18.000 millones. El ministro alemán de Economía, Robert Habeck, calificó la premisa detrás de los aranceles como “un disparate” y abogó por mantener la unidad del bloque europeo.

Trump se mantiene firme en su posición, defendiendo que sus medidas son necesarias para reequilibrar el comercio global y reconstruir la manufactura nacional. 

La crisis arancelaria ha desatado una auténtica guerra comercial global cuyas consecuencias podrían extenderse más allá de los mercados financieros, afectando el crecimiento económico mundial y potencialmente desencadenando una recesión.