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 Kidults en 2025: nostalgia, consumo y redefinición de la adultez

Kidults es una tendencia que crece silenciosamente, pero con fuerza: adultos funcionales que, lejos de negar su madurez, integran juguetes, series animadas y cultura pop infantil en su vida diaria. Su impacto se refleja no solo en las redes sociales, sino también en la industria del entretenimiento y el marketing.

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¿Qué es un kidult y por qué está en auge?

El término “kidult” surge de combinar “kid” (niño) y “adult” (adulto). Son personas mayores de 25 años que, pese a cumplir con sus responsabilidades, encuentran satisfacción en consumir productos tradicionalmente considerados infantiles. Desde figuras de acción hasta boletos VIP para conciertos de artistas nostálgicos, el fenómeno se vincula con un deseo de reconexión emocional con la infancia.

Estudios como los de Mediabrands Discovery revelan que los millennials y la Generación Z lideran esta tendencia, aunque no son los únicos. El fenómeno también responde al agotamiento emocional que implica la adultez moderna, marcada por rutinas intensas, incertidumbre económica y presión social. Para muchos, el “jugar” funciona como válvula de escape.

La industria responde: nostalgia, marketing y nuevos consumidores

El fenómeno ha generado un impacto tangible: según Forbes, las ventas de juguetes para adultos han aumentado en mil millones de euros en Europa desde 2019, mientras que las ventas infantiles disminuyeron. Marcas como LEGO, Scalextric o Disney ya han adaptado sus campañas a este nuevo nicho. Además, las redes sociales amplifican el fenómeno, con miles de adultos mostrando orgullosos sus colecciones o compras.

Lejos de ser inmaduros, los kidults representan una nueva forma de vivir la adultez, donde la nostalgia, el poder adquisitivo y la cultura digital se entrelazan. Esta tendencia no solo redefine el consumo, sino también los estándares sociales sobre lo que significa “crecer”. En un mundo marcado por la ansiedad y el estrés, abrazar lo que nos hace felices parece ser, más que una moda, una necesidad emocional legítima.