Reestructuración global ante un entorno volátil
La automotriz japonesa Nissan enfrenta una de sus crisis más severas al reportar pérdidas netas de 4,500 millones de dólares en su último ejercicio fiscal. Este balance negativo, cercano al registrado en 1999-2000, ha obligado a la firma a implementar un agresivo plan de reestructuración que contempla el despido de aproximadamente 20,000 empleados, lo que representa el 15% de su plantilla global.

La situación se agrava por el fallido intento de fusión con Honda y la creciente incertidumbre generada por los aranceles en Estados Unidos. Iván Espinosa, CEO de Nissan, señaló que la compañía enfrenta una “estructura de costos insostenible” y un mercado global “volátil e impredecible”.
Estrategias de contención y retos futuros
Además de los recortes laborales, Nissan busca optimizar su operación mediante:
- El lanzamiento de 10 nuevos modelos para recuperar cuota de mercado en China.
- La modernización de su portafolio en Estados Unidos, altamente afectado por la falta de vehículos híbridos.
- Un enfoque financiero más conservador, sin previsión oficial de beneficios para el ciclo fiscal 2025-26.
A pesar del impacto humano de los recortes, el anuncio fue bien recibido por los inversionistas: las acciones subieron 3% tras conocerse el plan de reestructuración. La compañía espera alcanzar ventas de 12.5 billones de yenes, aunque sin comprometer cifras de ganancias, dada la incertidumbre económica.
La situación de Nissan refleja una combinación crítica de presión de mercados clave y falta de innovación. El recorte masivo de personal no solo es una medida de emergencia, sino una advertencia sobre los riesgos de no adaptarse a tiempo. La automotriz enfrenta ahora el desafío de reinventarse en un sector donde la movilidad eléctrica y la eficiencia dictan el rumbo.