La fotógrafa mexicana Graciela Iturbide (Ciudad de México, 83 años) ha sido galardonada este 23 de mayo con el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2025, reconocimiento otorgado por unanimidad a una carrera de más de cinco décadas retratando la realidad social mexicana y de otros países con una mirada que combina lo antropológico y lo poético.

Mirada innovadora que revolucionó la fotografía documental
Iturbide, postulada por el embajador de España en México, Juan Duarte Cuadrado, posee un lenguaje visual único en blanco y negro que el jurado ha destacado como “un mundo hipnótico que parece situarse en el umbral entre la realidad más cruda y la gracia de una magia espontánea”. Su trabajo más célebre, la serie “Juchitán de las mujeres” (1989), surgió tras una inmersión profunda en esta comunidad de Oaxaca, documentando con dignidad y respeto la vida cotidiana de sus habitantes. Entre sus fotografías icónicas destaca “Nuestra Señora de las Iguanas”, donde una mujer posa con reptiles sobre su cabeza evocando a una Medusa contemporánea, y “Mujer Ángel”, que muestra una figura espectral en el desierto con un transistor.
Un legado visual entre lo ritual y lo simbólico
“La fotografía es un ritual. Salir con la cámara, observar, fotografiar los aspectos más mitológicos de las personas, luego ir a la oscuridad y seleccionar las imágenes más simbólicas”, define la propia artista sobre su proceso creativo. Iniciada en las artes visuales bajo la tutela del maestro Manuel Álvarez Bravo en los años setenta, Iturbide ha rechazado siempre las etiquetas de “surrealista” o “realismo mágico” para su trabajo. Su obra ha sido exhibida en los más prestigiosos centros culturales del mundo, incluyendo el Pompidou de París, el San Francisco Museum of Modern Art y el Getty Museum. Este reconocimiento se suma a una extensa lista de galardones como el premio Hasselblad (2008), considerado el Nobel de la fotografía.
El Premio Princesa de Asturias de las Artes 2025, dotado con 50.000 euros y una escultura de Joan Miró, reconoce en Graciela Iturbide no solo una trayectoria excepcional, sino también una mirada transformadora que ha enriquecido el patrimonio visual latinoamericano y universal, convirtiendo lo cotidiano en simbólico y lo local en universal a través de su poderoso lenguaje fotográfico.