El nearshoring se ha convertido en uno de los motores económicos más poderosos para México en 2025. Esta estrategia de relocalizar cadenas de producción hacia destinos cercanos al mercado estadounidense ha potenciado la llegada de inversión extranjera directa (IED), generando empleos y dinamismo industrial. Sin embargo, este auge también impone desafíos estructurales que podrían limitar su impacto si no se abordan con visión de futuro.

Sectores en expansión y cifras clave de inversión
México ha capitalizado su ubicación estratégica y capital humano para atraer empresas tecnológicas, automotrices y de dispositivos médicos. Algunos datos destacados:
- Más de 400 empresas extranjeras se instalarán en México en 2025.
- Foxconn, Flex y Continental ampliaron sus operaciones en el norte del país.
- BMW invierte en plantas de autos eléctricos, mientras que Amazon Web Services destina 5,000 millones de dólares a centros de datos en Querétaro.
- Se estima que México puede capturar casi el 50% del potencial de exportaciones generado por el nearshoring en América Latina (BID, 2022).
El crecimiento en sectores como manufactura avanzada, electrónica y servicios logísticos ha tenido un impacto directo en el empleo y la demanda de talento especializado.
Retos estructurales: talento, infraestructura y política comercial
Aunque el fenómeno representa una oportunidad histórica, también exige respuestas estratégicas urgentes:
- Déficit de talento técnico: México gradúa más de 120,000 ingenieros al año, pero la demanda en automatización e IA supera la oferta.
- Infraestructura limitada: Hay escasez de parques industriales y problemas de logística en regiones clave.
- Tensiones comerciales: Aranceles recientes en Estados Unidos generan incertidumbre sobre el futuro del T-MEC.
El nearshoring representa una reconfiguración profunda de las cadenas globales de valor. México tiene una oportunidad única de convertirse en un nodo estratégico si mejora su preparación técnica, diversifica sus relaciones comerciales y fortalece su infraestructura. La clave no es solo atraer inversión, sino convertirla en desarrollo sostenible y competitivo a largo plazo.