Elon Musk anunció que los robotaxis de Tesla comenzarán a operar en Austin, Texas, el 22 de junio. Esta apuesta por vehículos autónomos podría marcar un punto de inflexión para la compañía, que atraviesa una caída en ventas y enfrenta presiones económicas y políticas.

Un lanzamiento clave entre escepticismo y expectativas
El servicio de robotaxis de Tesla usará el software Full Self-Driving (FSD) y estará geolocalizado en zonas seguras. Musk adelantó que el despliegue inicial incluirá solo 10 unidades, con supervisión remota.
Sin embargo, persisten dudas sobre la viabilidad del modelo. Expertos advierten que competir con Uber y Lyft sigue siendo un reto económico. Además, la tecnología de Tesla no emplea sensores lidar, lo que genera preocupación entre analistas de seguridad vial.
Entre los datos clave:
- Tesla proyecta dominar el mercado con hasta un 99% de cuota.
- La fecha de inicio es tentativa por razones de seguridad.
- El FSD se basa únicamente en cámaras e IA.
Competencia activa y retos regulatorios
Mientras Tesla se prepara, Waymo, filial de Google ya ofrece 250, 000 viajes pagados semanales en EE. UU. Otras firmas chinas también operan servicios similares. En contraste, Ford y GM abandonaron sus programas por los altos costos y la complejidad operativa.
Tesla enfrenta escrutinio federal por accidentes ligados al FSD. Investigaciones en curso resaltan fallas en condiciones de baja visibilidad. Además, tensiones políticas entre Musk y el presidente Trump podrían atraer presión regulatoria adicional.
El debut de los robotaxis de Tesla podría redefinir el transporte urbano, pero el camino está lleno de incertidumbres técnicas, económicas y políticas. El resultado podría determinar no solo el futuro de Tesla, sino el del sector de la movilidad autónoma.