El debate entre café y té va más allá del gusto personal. Ambas bebidas contienen cafeína y compuestos bioactivos que inciden en la salud de formas distintas. Mientras el café promete energía inmediata, el té ofrece una estimulación más suave. ¿Cuál es la mejor opción?

Café: energía rápida con beneficios cognitivos
El café es una de las bebidas más consumidas en Occidente y destaca por su alta concentración de cafeína. Esta sustancia estimula el sistema nervioso central, mejorando la concentración y la memoria a corto plazo.
Además, contiene ácido clorogénico, un antioxidante que ayuda a reducir el daño celular y podría tener efectos antiinflamatorios. Sin embargo, su consumo en exceso puede causar insomnio, ansiedad o taquicardias.
Datos clave del café:
- Mejora la alerta y el rendimiento mental.
- Rico en antioxidantes protectores celulares.
- Efectos secundarios si se consume en exceso.
Té: una alternativa suave con propiedades preventivas
El té verde, con baja concentración de cafeína y presencia de L-teanina, favorece un estado de calma activa, ideal para mantener el enfoque sin provocar nerviosismo ni somnolencia.
Sus polifenoles tienen efectos antioxidantes y cardiovasculares, reduciendo riesgos de hipertensión y enfermedades crónicas. El té negro, aunque más fuerte, también mejora la memoria y regula el colesterol LDL.
Beneficios destacados del té:
- Estimulación prolongada sin nerviosismo.
- Prevención de enfermedades cardiovasculares.
- Contiene L-teanina.
No existe un claro ganador: café y té ofrecen beneficios distintos. La elección ideal dependerá de los objetivos personales, tolerancia a la cafeína y estilo de vida. Alternar su consumo podría ser la mejor estrategia para aprovechar lo mejor de ambos mundos.