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China impulsa baterías de sal y desafía al dominio del litio

Las baterías de sal son más baratas, cargan rápido y ofrecen hasta 500 km de autonomía.

Las baterías de sal surgen como una alternativa estratégica al litio en la carrera energética global. China acelera su desarrollo y producción, apostando por el sodio como recurso abundante, más seguro y sostenible. El impacto podría redibujar el mapa geopolítico de la energía y alterar mercados dependientes del litio.

Avances tecnológicos y ventajas clave del sodio

A nivel técnico, las baterías de sodio ofrecen varias ventajas: bajo riesgo de incendio, larga vida útil y resistencia a temperaturas extremas. Empresas chinas como CATL y Yadea ya integran esta tecnología en vehículos eléctricos ligeros y estaciones de carga rápida.

Entre los beneficios identificados se encuentran:

  • Costos de producción más bajos.
  • Carga del 0 al 80% en 15 minutos.
  • Autonomía de hasta 500 km en algunos modelos.

Estas características las hacen ideales para micro vehículos, sistemas estacionarios y contextos industriales. Además, su reciclaje es más simple al no requerir cobalto ni litio, lo que facilita su integración en economías circulares.

Implicaciones económicas y límites tecnológicos

La irrupción del sodio como opción energética ha generado inquietud en países productores de litio como Chile, donde se estiman pérdidas potenciales de hasta 6 mil millones de dólares anuales. En paralelo, se exploran aplicaciones en inteligencia artificial, vehículos autónomos y dispositivos médicos.

No obstante, su menor densidad energética limita su uso en dispositivos móviles o automóviles de largo alcance. Analistas prevén una coexistencia tecnológica, con el sodio dominando en almacenamiento estacionario y el litio en movilidad avanzada. A futuro, la competitividad dependerá de la escalabilidad y eficiencia de cada tipo de batería.

El ascenso de las baterías de sal refleja una transición energética en evolución, con China a la cabeza. Aunque no reemplazarán al litio de inmediato, abren nuevas posibilidades para diversificar tecnologías y reducir impactos ambientales. En el largo plazo, podrían ser clave en infraestructuras críticas y energías renovables.