Con el fallecimiento del sargento César Maximiliano Gutiérrez Marín a los 100 años, México cierra un capítulo fundamental de su historia militar. El último veterano del Escuadrón Aéreo 201, unidad que participó activamente en la Segunda Guerra Mundial, deja tras de sí un legado de coraje, patriotismo y lucha por la libertad global.

El hombre detrás del uniforme
Originario de Hermosillo, Sonora, Gutiérrez Marín ingresó a la Escuela Militar de Transmisiones en 1942. Dos años más tarde, se incorporó a la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana (FAEM), unidad que dio origen al Escuadrón 201.
Como operador de transmisiones, formó parte de un grupo selecto que entrenó en Estados Unidos y fue enviado al Pacífico para apoyar en la liberación de Filipinas. Allí participó en 96 misiones aéreas entre junio y agosto de 1945, a bordo de aviones Thunderbolt P-47.
Fue distinguido con la medalla “Servicio en el Lejano Oriente” por su valor y disciplina. Falleció en la Casa Hogar para Militares Retirados en Jiutepec, dejando una historia de servicio que aún inspira a generaciones.
Escuadrón 201: el orgullo de México en la guerra
Creado tras los ataques alemanes a buques mexicanos en 1942, el Escuadrón 201 fue la única unidad del país que combatió fuera del territorio nacional. Con 289 elementos y más de 2,800 horas de vuelo, apoyó a las fuerzas aliadas en misiones de combate aéreo y escolta naval en Filipinas y Taiwán.
César Gutiérrez fue testimonio vivo de un acto de valentía colectiva. Su legado y el del Escuadrón 201 representan un momento de unidad nacional y compromiso global que México no debe olvidar.