La inteligencia artificial (IA) se posiciona como un agente de transformación laboral sin precedentes. IBM, pionera en aplicar la IA en procesos internos, anunció en 2023 el despido de cerca de 8,000 trabajadores con la intención de automatizar funciones repetitivas. Sin embargo, el giro inesperado llegó después: la empresa terminó aumentando su plantilla.
IBM: de la automatización al rediseño del empleo
Bajo el enfoque “AI-First”, IBM desarrolló AskHR, una solución de IA que automatizó el 94% de las tareas de recursos humanos, como gestión de nóminas, documentación y vacaciones. Este avance supuso un ahorro estimado de 3,500 millones de dólares en más de 70 áreas de negocio.
Aunque se esperaba una reducción sostenida de personal, el resultado fue el contrario. Arvind Krishna, CEO de la compañía, afirmó que la IA permitió liberar inversión para otras áreas, lo que provocó un incremento en la contratación de programadores y personal de ventas.
Perspectiva global y tendencias futuras
IBM no es un caso aislado. Empresas como Duolingo también apostaron por sustituir equipos humanos con IA. El Foro Económico Mundial proyecta que, para 2030, la automatización podría eliminar hasta 92 millones de empleos. Sin embargo, también están surgiendo nuevos perfiles técnicos difíciles de cubrir.
Este escenario plantea un cambio estructural: el trabajo no desaparece, se transforma. Las compañías no solo requieren IA, sino expertos que la desarrollen, mantengan y supervisen.
El caso de IBM ilustra que la implementación de inteligencia artificial no implica simplemente reducir costes laborales, sino reconfigurar el talento humano hacia funciones más especializadas. Las empresas que entiendan esta dualidad tendrán una ventaja competitiva en la era digital.
