Israel inició una operación militar de gran escala contra Irán, centrada en instalaciones nucleares estratégicas. El ataque elevó la tensión regional y provocó una inmediata respuesta iraní, consolidando un escenario de alto riesgo geopolítico.
Escalada bélica en Medio Oriente: objetivos y consecuencias
En la madrugada del viernes, Israel lanzó más de 300 misiles sobre al menos 100 objetivos iraníes. Las principales zonas atacadas fueron Teherán, Natanz, Kermanshah y Tabriz. Entre los blancos figuran instalaciones nucleares, laboratorios de misiles y barrios de altos mandos militares.
Irán confirmó la muerte de su comandante Hosein Salami, además de otros altos cargos militares y científicos. En represalia, lanzó más de 100 drones hacia territorio israelí.
Lista de impactos críticos:
- Central de enriquecimiento de Natanz
- Residencias de altos mandos iraníes
Estados Unidos, el petróleo y el equilibrio global
Aunque el gobierno de Donald Trump negó participación directa, Washington mostró respaldo implícito a Tel Aviv. El secretario de Estado, Marco Rubio, instó a Irán a no lanzar ataques contra bases estadounidenses.
En paralelo, los precios del petróleo aumentaron hasta un 11%, generando preocupación económica global. Países como Reino Unido y Australia expresaron inquietud por la situación, mientras que Irán suspendió vuelos y descartó reanudar negociaciones nucleares.
Israel, por su parte, declaró estado de emergencia y convocó a reservistas. La operación “León Creciente”, según Netanyahu, durará “tantos días como sea necesario” para neutralizar la amenaza nuclear iraní.
Este nuevo capítulo entre Irán e Israel marca un punto de inflexión en la política regional. La ruptura de negociaciones y el riesgo de proliferación atómica auguran un conflicto prolongado con repercusiones globales.
